Hay muchas cosas que me gustan, pero la familia, los viajes y la gastronomía son sin duda parte de mi vida. En primer lugar, cocinar es para mí algo que va mucho más allá de comer, para mí es satisfacer a otros y despejar mi mente de la rutina diaria. En múltiples ocasiones, la cocina es para mí un espacio para pensar fuera del día a día, a veces mientras cocino encuentro mejores ideas y formas de construir que cuando estoy en el trabajo. Eso se debe a que nuestro cerebro está pensando fuera de la caja y por ende, tenemos mayor capacidad de ser creativos. Cocinar también es aprender, muchas veces el ensayo y error es la mejor técnica de aprendizaje y algo que en la gastronomía pasa mucho. La cocina es una disciplina como cualquier otra, requiere de constancia, trabajo, entusiasmo y conocimiento.
En cuanto a los viajes, tengo que decir que amo la naturaleza. Respirar aire nuevo es una manera de disfrutar de la vida, por eso siempre intento viajar y sacar provecho a lugares que tienen un relato detrás y que inspiran a muchos a crear.
En ese sentido, disfruto viajar, pero nada se compara al tiempo que dedico a mi familia. Compartir con mis hijos y con mis seres queridos es lo que más disfruto, soy de los que cree que uno debe tener un balance
entre el tiempo que se dedica al trabajo y el que se invierte en la familia. La familia es la base de todo, de ella depende que podamos sentirnos emocionalmente apoyados y que nuestros emprendimientos tengan todo
para triunfar.